En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria
llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el
manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al
manantial. Era alrededor del mediodía.
Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice:
«Dame de beber.» Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida.
La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides
de beber a mí, que soy samaritana?» Porque los judíos no se tratan con los
samaritanos.
Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién
es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.» Seguir
¡Si conociéramos el don de Dios....!
ResponderEliminarLe pediríamos de beber
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