Con la conquista española llegó la evangelización y con
ella las fiestas religiosas en honor a los santos de la iglesia. Esta labor se
comenzó de inmediato. según el presbítero e historiador Manuel A. Bueno, la
primera vez que se dio culto a Dios fue el 15 de agosto de 1537, día de La
Asunción a pocos meses de la fundación de Popayán en una capilla pajiza, cuya
ubicación exacta se desconoce, pero se cree que se levantó en el sector de
Tulcán, en donde los ibéricos encontraron una pequeña población indígena a la
que sacaron de sus viviendas para asentarse allí. Acerca del sitio en donde se
efectuó la fundación de la ciudad y se comenzó a poblar, hay versiones
distintas. Unos historiadores señalan que fue en las faldas del Cerro de La Eme
o de las tres Cruces. Otros en cambio sostienen que fue en la plaza principal,
luego llamada Parque Francisco José de Caldas, en homenaje a este eminente
botánico, astrónomo y mártir de la independencia.
La imposición de la religión católica fue el propósito
primordial de los conquistadores, que llegaron acompañados de sacerdotes
evangelizadores. Cada poblado fundado se consagraba a un santo patrono. En
torno a esas celebraciones congregaban a los nativos, en quienes se inculcaba
la fe religiosa. Una de las experiencias de esa devoción eras las procesiones
presididas por el clero.
Refiriéndose al origen de esos desfiles sacros, el
historiador José María Arboleda Llorente anota en sus escritos que éstos eran
la reproducción de los tradicionales de Europa en la Edad Media y
particularmente de España. seguir