Hijo de un carpintero, no creció en compañía de sus padres, lo educaron unos
tíos que disfrutaban de una posición económica holgada. Su familia no le ayudó
a seguir el camino de la música, pensaban que era mejor que estudiase el
bachiller y después se hiciese abogado.
Andrés Segovia debía de practicar con su guitarra a escondidas para no ser
reprendido por sus mayores. No es de extrañar, pues en aquellos años la guitarra española era considerada algo marginal, más
propio de ambientes tabernarios y cosa de gitanos y bailaores. Nunca dejó de
practicar día tras día aun siendo ya un reputado guitarrista dedicando al
menos cinco horas diarias al instrumento.
Reconocido
como el más grande guitarrista del mundo, logró que el instrumento fuese
considerado a la altura de otros como el piano o el violín. Dio su primer
concierto a la edad de 16 años en la ciudad de Granada con un repertorio de partituras
encontradas en bibliotecas con una adaptación de obras de grandes músicos. A
pesar de algunos recitales más, Segovia hizo su debut oficial en una
presentación en Madrid en el año 1913 para el que alquiló una
buena guitarra ya que la suya no era la apropiada para la ocasión.
A la edad de 31 años y a partir de un Concierto
en París, alcanza tal éxito que irradia en Europa. Gran aficionado también
a la lectura tenía los libros de filosofía e historia como sus favoritos.
Comenzó a escribir sus memorias ya entrado en los setenta, con el título de
"La guitarra y yo".
Se casó en tres ocasiones a lo largo de sus 94 años de vida. Dos veces viudo su tercera
esposa Emilia Corral Sancho, cuarenta y cinco años más joven, lo
acompaño hasta el último instante. El rey de España le otorgó el título de
Marqués de Salobreña.
Andrés Segovia falleció el 3 de Junio de 1987 en su domicilio de Madrid.
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