AGRADECIMIENTO

Se agradece infinitamente a todos los autores de las imágenes empleadas para elaborar estos singulares sellos de ficción porque, sin ellas no hubiese sido posible. Por la complejidad de su elaboración en muchos casos resulta imposible hacer referencia de los mismos. sellosficcion@gmail.com

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domingo, junio 23, 2013

I Congreso Internacional de Pedagogía y Aplicaciones Sociales del Ajedrez

Congreso en Buitrago en Lozoya, Madrid, 
25-29 de junio 2013
Los árabes y el ajedrez
El predecesor de todos los juegos de la familia del ajedrez, es decir, no sólo del ajedrez europeo sino también del xiangqi, shōgi o el markuk, surgió presumiblemente en la India septentrional como juego para cuatro. Este ajedrez primitivo se conocería como chaturanga en Persia y tras la conquista por los árabes continuaría desarrollándose siguiendo las expansiones islámicas.
Los árabes conquistaron entre los años 632 y 651 el imperio Sasánida. Durante ese tiempo entraron en contacto con el ajedrez. Por ellos llegó el juego, que sólo por adaptación fonética se llama shatranj, a su primera época de gran esplendor. Como ajedrecistas de élite se nombra al-Adli (ca. 800-870), quien compuso el primer manual de ajedrez. Le siguen ar-Razi (ca. 825-860), Mawardi (en 900), as-Suli (880-946) y al-Lajlaj (en 970). Importantes fuentes literarias les debemos a Firdausi y a al-Mas'udi. Se desarrolló mediante una rica colección de aperturas (Tabjien) y situaciones finales (Mansuben). Un elemento clave del shantraj son el planteamiento y la resolución de problemas. Los árabes contribuyeron decisivamente a su expansión. 

¿ Conocemos los jugadores de ajedrez lo que Cervantes dice de nuestro noble juego? "- Brava comparación -dijo Sancho-, aunque no tan nueva, que yo no la haya oído muchas y diversas veces, como aquella del juego del ajedrez, que mientras dura el juego, cada pieza tiene su particular oficio; y en acabándose el juego, todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura". (II,12).
    Para la buena interpretación de estas líneas, resulta imprescindible el conocimiento del personaje que las pronuncia.
    Sancho Panza, el humilde labrador analfabeto, cuando entra en la novela es un "hombre de bien - si es que este título se puede dar al que es pobre-, pero de muy poca sal en la mollera" (I,7), y tardará bastante en empedrar sus discursos (hasta el final del capítulo 19). Ya no tiene "poca sal en la mollera" cuando es capaz de contestar a don Quijote de ese modo. El mismo don Quijote le responde: "- Cada día, Sancho, te vas haciendo menos simple y más discreto".
    He aquí una lección sobrenatural del ajedrez: cada día nos hace menos simples y más discretos.
    Ocurre el diálogo mientras cenan bajo la bóveda del cielo estrellado en la serena soledad de un bosque de alcornoques y encinas de la Mancha, región en la que parece que no pasa nada en absoluto: todo transcurre dentro de una normalidad vulgar, anodina y rutinaria. Por eso las ventas serán castillos inexpugnables, los molinos de viento serán gigantes, los rebaños de ovejas, ejércitos, o unas mozas del partido o rameras (que sin perdón así se llaman) son unas princesas.

    Todo un manifiesto simbólico con el ajedrez: las piezas blancas y negras de nuestro juego se mueven en pos de la resolución, de la luz, como la apertura y cierre de la conversación reveladora de las dos personalidades cervantinas envueltos en la oscuridad nocturna animada por las brillantes piezas celestes.



1 comentario:

  1. Cuando surge la comunicación es posible el compartir. Cuando expresamos lo que nos gusta y valoramos lo ajeno, surgen los "milagros".

    Estos sellos que hoy ilustran el blog, son un regalo para quien hace poco tiempo se puso en contacto con su editor. Para Valencia van dedicados con el deseo que sirvan de estimulo por todo aquello que es cultura y educación, en este caso el AJEDREZ.

    No duden en ponerse en contacto con este blog en relación con sus inquietudes desde cualquier parte del mundo sellosficcion@gmail.com

    José Cortés

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