Cuando era niña, el padre de Jane Goodall le regaló un
chimpancé de peluche al que ella llamó Jubilee. Como reconoció años después,
aquel juguete marcó el inicio de un profundo vínculo que la acompañó para
siempre. Durante muchos años, Jubilee la observó con sus grandes ojos inmóviles
desde un rincón de su habitación, inspirándola en silencio mientras ella soñaba
con viajar al continente africano y vivir entre aquellos seres tan parecidos a
nosotros que tanto la fascinaban.
Nacida en Londres en 1934, durante la infancia pasaba
horas observando insectos, pájaros y leyendo libros de aventuras, especialmente
de Tarzán, el "hombre-mono" criado por gorilas, cuyas historias le
inocularon definitivamente el veneno de África en el corazón. En su juventud,
su familia no pudo permitirse que ella fuese a la universidad, por lo que
estudió secretariado y desempeñó distintos empleos hasta que tuvo dinero
suficiente para costearse un viaje a Kenia en 1957, invitada por una amiga. Ese
viaje marcó un antes y un después: allí conoció al renombrado antropólogo
y paleontólogo Louis Leakey, quien se convirtió en su mentor y le abrió
las puertas de la primatología, convencido de que el estudio de los grandes
simios era también una forma de entender la evolución humana. Seguir
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