Se sitúa a Córdoba como el origen del rezo del Vía Crucis
en occidente, el lugar concreto donde se verificó por primera vez esta práctica
piadosa que está a una legua del casco urbano de la ciudad, en plena sierra, en unos terrenos
conocidos como la torre Berlanga que adquirió el Beato Álvaro para
reproducir a pequeña escala lo que había visto en Tierra Santa y que aún le
tenía impactado.
Si el convento de Scala Coeli era Jerusalén, a su
alrededor se encuentra el torrente del Cedrón, la Vía Dolorosa y
todos los aditamentos necesarios para que Álvaro comenzara en 1425 a
recorrerlos en un Vía Crucis de sólo ocho estaciones -«esencial», lo llamó fray
Albino- y que con el tiempo, además de crecer hasta las 14 estaciones, no sólo
se irradió al resto de Europa sino que también cruzó a América.
Este aniversario es el que justifica que la ciudad de
Córdoba saque pecho con el Magno Vía Crucis que recorrió las calles
ofreciendo a propios y extraños lo mejor de su religiosidad popular. Desfilaron 34 pasos, de los que casi un tercio llegó de otros puntos de la
Diócesis, para mostrar la riqueza tanto material como inmaterial con que se
interpretan los misterios pasionistas. Seguir
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar unas palabras... no olvides indicar desde donde escribes.