Cardijn pretendía, y logró, que accedieran al mundo
del trabajo y al movimiento obrero jóvenes cristianos bien formados, con una
fuerte conciencia de clase y un compromiso consciente con los valores
cristianos que ponen a los más desfavorecidos y explotados en el centro del
proceso de lucha y liberación por la justicia y la igualdad.
Cardijn resumía su ideario en una frase que cualquier
jocista adoptó como premisa de lucha y de conducta: “la vida de un joven
trabajador vale más que todo el oro del mundo …”. Así mismo, la otra gran seña
de identidad de la JOC era su pasión por la formación de militantes
conscientes, con capacidad propia de análisis, discernimiento y decisión,
resumido todo ello en los tres pilares de ese método jocista ya
mítico: Ver, Juzgar y Actuar. Seguir
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