En el año 1312
muere en Jaén el Rey Fernando IV, en un primer momento se decidió enterrar al
monarca en Sevilla o Toledo, la capital, pero finalmente se toma la decisión de
darle sepultura en Córdoba, la ciudad más cercana, debido a las altas
temperaturas que azotaban la península en aquel momento. Su sucesor, Alfonso XI
manifestó años después su deseo de ser enterrado junto a su padre; cuando éste
muere en 1350, se depositan sus restos en la Capilla Real de la Catedral de
Sevilla pero, en 1371, se trasladaron a Córdoba como era su deseo.
La Capilla Real de
la Mezquita-Catedral presenta una planta cuadrangular que se
desarrolla en vertical sobre las arquerías de
la mezquita de Alhaken II, siendo anexa en su lado occidental a
la Capilla de Villaviciosa. El nivel del suelo se eleva varios metros
respecto al suelo de la Catedral, quedando en el subsuelo la cripta que
albergaba en sus muros los enterramientos. A la parte alta de
la capilla se accedía por medio de una escalera procedente del lado
anexo a la Capilla de Villaviciosa, pero este acceso fue destruido en el
siglo XIX, esto unido al cerramiento de los lados Norte y Sur acabaron
desvirtuando el recinto casi por completo en su configuración inicial. Seguir
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