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domingo, noviembre 10, 2013

Amparo Rivelles. ¡ Hasta siempre !

 Nació en Madrid en el seno de una familia con gran tradición en la escena. Hija de los actores Rafael Rivelles y María Fernanda Ladrón de Guevara, fue hermana por parte de madre de Carlos Larrañaga y tía de Amparo Larrañaga y Luis Merlo.
Con catorce años se incorporó profesionalmente a la compañía teatral de su madre y un año después apareció en su primera película. Al comienzo de la década de 1940 firmó un contrato en exclusiva con la productora Cifesa, interpretando papeles protagonistas en Alma de Dios, de Ignacio Farrés Iquino; Malvaloca, de Luis Marquina;Eloísa está debajo de un almendroEl Clavo y La fe, de Rafael Gil; Eugenia de Montijo, de José López Rubio o Alba de América, de Juan de Orduña, que la conducen rápidamente al éxito y el reconocimiento.
Trabajó a la vez en teatro, donde en 1947 representó, A puerta cerrada, de Jean-Paul Sartre, con dirección de Luis Escobar y junto a Lola Membrives y Guillermo Marín.
 Rodó a las órdenes de Orson Welles en la versión española de Mister Arkadin (1955) y de Tulio Demicheli en La herida luminosa (1956).
Se trasladó a América para trabajar en la televisión cubana y estableció su residencia durante veinte años en México, donde hizo teatro y rueda muchas películas y famosas telenovelas, éstas en compañía del actor mexicano Ernesto Alonso. Su regreso a España se produjo en 1979 con la obra Salvar a los delfines, de Santiago Moncada, siendo ya considerada una de las actrices más prestigiosas del panorama español.
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 Aunque potenció su carrera teatral, en 1986 consigue el primer Premio Goya a la mejor actriz, por la película Hay que deshacer la casa, que rodó José Luis García Sánchez a partir de la obra de Sebastián Junyent que Rivelles había representado en múltiples escenarios junto a Lola Cardona. Con Esquilache (1989), de Josefina Molina, obtuvo una segunda nominación, esta vez como actriz de reparto.
Para televisión destacó su trabajo en las adaptaciones de dos clásicos literarios: Los gozos y las sombras (1982), con Eusebio Poncela, Charo López y Carlos Larrañaga en los demás papeles principales y La Regenta (1995), de Fernando Méndez-Leite.
En 1996 recibió el Premio Nacional de Teatro. En 2004 recibió por votación popular el IX Premio Nacional de Teatro Pepe Isbert, que concede por votación la Asociación de Amigos de los Teatros de España (Amite).

 También fue Doctora Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia, siendo la primera actriz en recibir tal honor. A pesar de no haber vivido nunca en Valencia, se sentía muy vinculada a esta ciudad, de la que fue hija adoptiva, ya que en ella estaban sus orígenes.
Con el teatro como eje de su actividad profesional reciente, en 2004 anunció que la representación de La brisa de la vida, que encabezaba junto a Núria Espert, podría ser su última función, aunque también afirmó que «si encuentro algo que me ilusione, que me apetezca mucho, lo haré, pero si no, ésta puede ser una preciosa despedida». Dijo adiós al teatro en enero de 2006 tras una representación de La duda en Santander, misma ciudad de su debut en escena.
Falleció en Madrid el 7 de noviembre de 2013 a los 88 años, víctima de osteoporosis, en la Fundación Jiménez Díaz.

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