El cartero hizo su aparición en la historia postal de
España en 1756 durante el reinado de Fernando VI. Su cometido consistía en la entrega a
domicilio de las cartas atrasadas, aquellas que no se habían ido a recoger a la
estafeta de Correos. Una medida que era importante porque, al ser entregadas,
podía cobrarse el porte de las mismas e ingresarse en la Tesorería de la Renta.
En 1850 se estableció el sello como sistema moderno de
pago previo de los envíos.
Cinco años después, se introdujeron los servicios
telegráficos. En el año 1882, Correos incorporó mujeres a su plantilla con el
fin de que cubrieran los servicios de telegrafía.
En 1884 la compañía empezó a encargarse del primer
servicio telefónico público de España (después de distintas pruebas y
explotación a nivel local por parte de particulares).
En 1889 se creó el Cuerpo de Empleados de Correos para
atender la gestión de los 75 millones de cartas que circulaban por entonces.
En 1911 se establecieron nuevos servicios: cartas
urgentes, giros, reembolsos y servicios bancarios por medio de la Caja Postal
de Ahorros.
En 1962 se implantaron los primeros buzones domiciliarios
para agilizar el proceso de distribución postal. Seguir
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