Camino Olvidado a Santiago
Cuando en época de Alfonso II (s. IX) se encuentra el
sepulcro del apóstol Santiago, se inicia una corriente de peregrinación que aún
persiste. Peregrinos de todo el orbe cristiano acudían a Compostela por
distintas rutas: primero por las difíciles sendas de la costa cantábrica;
después, a través de los pasos de la cordillera cántabra, aprovechando los
viejos caminos consolidados por los romanos. Y cuando el reino de León se
consolida al sur del Duero y la frontera con los musulmanes se asegura, el
Camino Francés adquiere protagonismo, hasta mimetizar a los demás.
Una de aquellas primeras rutas es el Camino Olvidado, un
precioso itinerario por los valles cantábricos meridionales, empleado entre los
siglos IX y XII y considerado junto a los caminos Primitivos y de la Costa, una
de las rutas jacobeas más antiguas de las que se tiene constancia.
A su paso por Burgos sorprenden los bosques, cascadas y
la sugestiva forma de sus rocas modeladas por el agua. En Palencia, el
destacado conjunto de iglesias románicas que, sin duda, cobijaron a no pocos
peregrinos. Y ya en León, sobresalen sus magníficos paisajes, reflejo de la
milenaria convivencia del hombre con su entorno, reconocidos con la declaración
de distintas Reservas de la Biosfera. Y así, en el sosiego de estos valles
montaraces, el recorrido alcanza la privilegiada comarca berciana y Villafranca
del Bierzo, la villa de los francos, donde el peregrino impedido de llegar a
Compostela, gana las indulgencias en la puerta del Perdón de su iglesia de
Santiago.
El Camino Olvidado, un camino de singular belleza, pleno
de sensaciones y experiencias. Seguir
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