René Descartes se educó en el colegio jesuita de La
Flèche (1604-1612), por entonces uno de los más prestigiosos de Europa, donde
gozó de un cierto trato de favor en atención a su delicada salud. Los estudios
que en tal centro llevó a cabo tuvieron una importancia decisiva en su
formación intelectual; conocida la turbulenta juventud de Descartes, sin duda
en La Flèche debió cimentarse la base de su cultura. Las huellas de tal
educación se manifiestan objetiva y acusadamente en toda la ideología
filosófica del sabio.
El programa de estudios propio de aquel colegio (según
diversos testimonios, entre los que figura el del mismo Descartes) era muy
variado: giraba esencialmente en torno a la tradicional enseñanza de las artes
liberales, a la cual se añadían nociones de teología y ejercicios prácticos
útiles para la vida de los futuros gentilhombres. Aun cuando el programa
propiamente dicho debía de resultar más bien ligero y orientado en sentido
esencialmente práctico (no se pretendía formar sabios, sino hombres preparados
para las elevadas misiones políticas a que su rango les permitía aspirar), los
alumnos más activos o curiosos podían completarlos por su cuenta mediante
lecturas personales. Seguir
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