No
existen noticias sobre el origen exacto de este invento, pero es de suponer que
ha existido desde el comienzo de los tiempos. Una hoja de palma pudo ser el
primer objeto que el hombre utilizó para abanicarse, y los países cálidos fueron
los primeros en utilizarlo; luego se usaron las plumas de avestruz, las sedas,
etc., y el abanico se convirtió en obra de arte, hasta llegar a ser un objeto de
culto y un accesorio establecido de la moda femenina, como los guantes o el
bolso.
Sin embargo, existen muchas leyendas para explicar el origen del abanico. Una de las más bellas es una leyenda china, cuenta que el invento del abanico se debe al exceso de calor durante la "Fiesta de las antorchas", en la que las mujeres tenían que acudir con el rostro cubierto por un antifaz para preservarse de las miradas de los hombres, completamente prohibidas. Cuentan que la joven Kau-si, hija de un rico mandarín, no pudiendo resistir más el calor, se quitó el antifaz y lo agitó rápidamente delante de su rostro para darse aire, actitud que imitaron inmediatamente el resto de las mujeres. Otra leyenda dice que el abanico surgió de los amores de Cupido que, al tratar de congraciarse con Psique, arrancó una pluma de la espalda de Zéfiro con el propósito de refrescar a la diosa mientras dormía.
Sin embargo, existen muchas leyendas para explicar el origen del abanico. Una de las más bellas es una leyenda china, cuenta que el invento del abanico se debe al exceso de calor durante la "Fiesta de las antorchas", en la que las mujeres tenían que acudir con el rostro cubierto por un antifaz para preservarse de las miradas de los hombres, completamente prohibidas. Cuentan que la joven Kau-si, hija de un rico mandarín, no pudiendo resistir más el calor, se quitó el antifaz y lo agitó rápidamente delante de su rostro para darse aire, actitud que imitaron inmediatamente el resto de las mujeres. Otra leyenda dice que el abanico surgió de los amores de Cupido que, al tratar de congraciarse con Psique, arrancó una pluma de la espalda de Zéfiro con el propósito de refrescar a la diosa mientras dormía.
En
el siglo XVIII se instaló en España el artesano francés Eugenio Prost bajo la
protección del conde de
Floridablanca, convirtiendo a España en uno de los
principales productores del mundo rivalizando con franceses e italianos. En ese
mismo siglo se crea el Gremio de Abaniqueros y a principios del siglo XIX se funda, en Valencia, la Real Fábrica de
Abanicos. En un principio, el abanico fue de uso tanto del género femenino como
masculino, llevando los hombres pequeños ejemplares en el bolsillo. También
otros de mayor tamaño llamados abanicos de pericón,
propios para el baile flamenco. Sin embargo, su utilización se vuelve exclusiva
de las damas a principios del siglo XX llegando hasta nuestros días, aunque en la
actualidad se pueden ver a hombres abanicándose si bien sigue siendo mayoritario
en las mujeres. Al parecer estas llegaron a ser tan diestras en el uso de
este utensilio que llegaron a inventar todo un "lenguaje del abanico"
consistente en que según la posición en la que se situaba o el modo en como se
le agarraba se estaba transmitiendo un tipo de mensaje u otro.
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