Eva Perón, como se la conoció en sus últimos años; o
Evita, como el pueblo la bautizó, fue una figura que rompió todos los
precedentes históricos y definió una modalidad política nunca vista hasta
entonces. Durante el breve período de su actuación, al lado de Perón, fue el
centro de un creciente poder convirtiéndose en el alma del movimiento
peronista, en su esencia y en su voz. Adorada y a la vez odiada por millones de
argentinos, lo que jamás provocó fue la indiferencia.
María Eva Duarte nació en el pueblo de Los Toldos,
provincia de Buenos Aires, el 7 de mayo de 1919. Ella, su madre Juana
Ibarguren, y sus cuatro hermanos formaban la familia irregular de Juan Duarte,
quien falleció cuando Evita tenía seis o siete años. En esa época, se
trasladaron a la ciudad de Junín, donde Eva permaneció hasta 1935.
Se sentía asfixiada por el ambiente pueblerino y entonces,
con tan sólo 15 años, decide mudarse a Buenos Aires buscando convertirse en
actriz. Sola, sin recursos ni educación, se enfrenta con un mundo hostil y
duro, cuyas reglas desconoce. Pero triunfa: llega a ser actriz de cierto
nombre, a salir en tapas de revistas y a encabezar un programa de radio muy
escuchado. Seguir
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