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Se agradece infinitamente a todos los autores de las imágenes empleadas para elaborar estos singulares sellos de ficción porque, sin ellas no hubiese sido posible. Por la complejidad de su elaboración en muchos casos resulta imposible hacer referencia de los mismos. sellosficcion@gmail.com

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lunes, abril 12, 2021

La alegría de enviar y recibir una carta en el S. XXI.

 
Hoy, 12 de abril de 2021, traemos a sellos ficción un tema muy nuestro LAS CARTAS. En pleno siglo XXI con las tecnologías más eficientes para la comunicación al instante desde cualquier parte del mundo, seguimos valorando la alegría que supone escribir y recibir una carta física, el rito de escribirla con todos sus gestos, papel, sobre, sello, llevarla a Correos... y ¡recibirla! vaya acontecimiento mas bonito. Por ello hoy hacemos un canto  a este medio de comunicación cada día más en desuso pero que sin lugar a dudas con un GRAN VALOR Y SENTIDO.


No perdamos por comodidad el valor de enviar una bonita carta, hay celebraciones que así lo merecen, escribir y recibir cartas con personas queridas es algo que no podemos perder. Sellos Ficción te invita a sentir la alegría de escribir una emotiva carta a... seguro que le causará una gran ALEGRÍA.


Volver a sentir el placer de recibir una carta.
artículo de María Luisa de Miguel / http://aquavitacoaching.com/

Hemos perdido el tiempo de saber esperar, de confiar, de sostener, de imaginar, de experimentar emociones, de generar reflexiones, de empatizar, de responder con ecuanimidad. El whatsapp, el móvil, el mail, las redes sociales nos han dado rapidez, inmediatez, agilidad, pero no hemos pensado en todo lo que nos están quitando: la posibilidad de ejercitar nuestras más altas capacidades humanas, el placer de experimentar el encuentro genuino, pleno y vibrante con el otro, con el hermano. Seguir


9 comentarios:

  1. Pepe, que tus deseos e insistencia, tengan eco, al menos entre los filatélicos, un abrazo, CUIDATE !

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    1. El gran enemigo de todo esto es la comodidad, la dejadez, la ley del mínimo esfuerzo.
      Dicen algunos y algunas, ya no se envían cartas, pues será porque usted no quiera, les digo yo.
      Hay un artículo que he adjuntado sobre este tema muy interesante, volver a sentir el placer de recibir una carta, lo recomiendo.

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  2. Nunca cambiaría una carta tradicional por un correo electrónico. Esa esencia de la comunicación, con fragancia a frescura, adornada con un precioso sello en el franqueo, eso no puede morir jamás. Gracias José por recordar que una carta implica muchísimo más que un sobre y sello, a mí me encanta escribir a mano, el olor que deja la tinta del bolígrafo en el papel, los pensamientos plasmados en negro sobre blanco, el desafío de rellenar un papel que adquiere vida al escribir, y... sobre todo, la ilusión al recibir la y la esperanza de que, al depositarla en un buzón, llegue sin incidencias al destinatario. Manuel Ramírez.

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    1. Gracias Manuel, la experiencia de la correspondencia postal es algo que hay que saborearlo, quienes de verdad la hemos descubierto sabemos el valor que tiene.

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  3. El entrañable placer de redactar una carta a puño y letra o en la legendaria máquina de escribir con su arsenal de letras y signos generando unas rítmicas percusiones. La incomparable emoción de recibir un sobre de manos del cartero a la puerta de la casa. La infinidad de temas que viajaron en papeles dentro de sobres, protegidos por un sobre, como ocultando grandes secretos, buenas o noticias funestas, o bien epístolas dignas de aparecer en algún libro, por su calidad literaria.
    Un gran tema elogia la ancestral costumbre de enviar cartas a través de los servicios postales.
    Esto ha escaseado tanto que la última vez que recibí algo del servicio postal, fue un sello que me envió un amigo de España y que ha creado esta página, José Cortés.

    Saludos desde Zamora, México.
    Felipe ignacio Rocha.

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    1. Gracias Ignacio por tus palabras desde México, la experiencia de la comunicación postal es muy rica y es una pena que se esté perdiendo. Me alegro que al menos tengas algo reciente recibido por este medio, lo peor es que tardan mucho en llegar las cartas, pero bueno como dice el refrán, nunca es tarde cuando la dicha es buena.

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  4. Yo antes recibía muchas cartas a la semana y me cada día que llegaba a casa abría con mucha emoción el buzón por ver si tenía alguna carta. Ahora ya todo se ha perdido, una pena . Gracias por ese recuerdo a las cartas y a los carteros. Muy bonitos sellos

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    1. Aunque no lo ha puesto, quien escribe es Ana y lo hace desde Zaragoza.

      Sin negar las verdaderas maravillas de las nuevas tecnologías, no hay que despreciar el gran valor de la comunicación postal, las dos formas son válidas y las deberíamos de conjugar. Así al menos lo veo yo y lo voy poniendo en práctica.

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  5. La alegría de enviar y recibir una carta en el S. XXI

    “En aquel tiempo… Pero hoy os digo…”
    Así quiero empezar mi artículo con esas palabras bíblicas que modestamente tomo como mías, ante un tema sobre la comunicación epistolar; sencillo el tema, sí, pero no por sencillo poco importante. Dada mi experiencia, fue en ‘aquel tiempo’ donde las cartas de puño y letra se sucedían con relativa asiduidad.
    Misivas de amor, amistad, relaciones… donde hacían detenerse el tiempo, tanto para escribirlas como para recibirlas, con la atención puesta en las posibles respuestas. Atención no solo en los contenidos sino, sobre todo, en las personas. Se las pensaba. Se las esperaba.
    Tenían su encanto. No infantil, sino encanto más allá de los formatos y ortografías.
    Hoy la tecnología, si bien necesaria, creo que tiene sus sombras. Al menos en este tema a reflexión que nos propone José Cortés, el buen amigo. Y precisamente reflexionando nos hace caer en la cuenta que hoy, lo epistolar escrito suele brillar por su ausencia.
    Esta tecnología induce a la inmediatez. Generalmente todo ha de ser rápido y los textos cortos, quedando a la espera casi compulsiva por recibir respuestas también cortas e inmediatas, escatimando palabras y hasta economizando letras. En remitente y destinatario se produce una especie de bumerang. Una especie de ansia casi compulsiva por las respuestas, pero de la misma manera.
    Sí, ‘en aquel mi tiempo’, muchas de las cartas recibidas se guardaban. Se leían y releían casi como un tesoro (sin casi) en algún rincón donde… sólo tú o yo sabíamos dónde encontrarlas y así rememorar personas y mensajes, acontecimientos…
    Hoy experimento que personas y mensajes, por ser tantos y de tanto, no pocas veces quedan ‘agrupados’ y hasta posiblemente hacinados en nuestras redes. Redes que agrupan pero que también encorsetan. A lo sumo, solo sus nombres, por aquello de economizar tiempo y espacio. No es que esté mal, pero entiendo que no es lo mismo. Incluso, a veces, quedan borrados por algún sistema sin pretenderlo nosotros.
    El encanto y la pervivencia de lo escrito en un papel, no lo tienen.
    ¡Cuántas veces en una caja ´sagrada’ que sólo tú sabes, vas a aquellos mensajes escritos que te retrotraen a parte de tu historia, personas, acontecimientos!... No con las añoranzas del pasado, sino con las ternuras que despiertan hoy en tu aquí y ahora. En una de esas cajas ´sagradas´ conservo también palabras escritas de condolencia, de duelo, cargadas de amor y empatía que invitaban al silencio. Ahí siguen junto a alguna margarita seca pero viva, por lo que revive el corazón.
    ¡Qué no diré de lo escrito por los hijos, sobre todo cuando pequeños… y hasta acompañado de algún dibujito! ¿Acaso no sacan sonrisas…?
    Por este mismo motivo, qué bueno es exhortar a los peques que escriban. Que las entreguen. O que las manden en un sobre con el sello que sella. ¿Qué sella? La vivencia, la experiencia, el cariño filial o amistoso. Carta, sobre, sello, perviven como signo de supervivencia… como testigos del cariño manifestado y plasmado en papel.
    Y con estos tesoros, creo que se producirá un nuevo bumerang, porque cuando los destinatarios sean mayores o estén muy solos, seguro que, aunque alguna lágrima sale evocando la ternura de otros pasados, ensancha sus corazones (una vez más) y de una forma que no pueden explicar. El amor no se sujeta a explicaciones.
    Quien tenga experiencia de esto, sabe…. que sabe. ¿Cuál será entonces el citado bumerang? Que cuando estos mayores, antes o después de emprender su vuelo, devolverán esas cartitas o trozos de papel, o dibujos, a esos mismos niños ya adultos. Y el tesoro se perpetuará. Esto se debe a lo escrito, a las cartas.
    La Biblia: “En Aquel tiempo”…. Gracias sean dadas a la palabra escrita que se transforma en PALABRA VIVA. Para muchos viene implícito y explícito en sus hojas un mensaje, el mensaje de Amor nos llega hoy: S. XXI.
    Isabel Cuenca Soriano, 13 Marzo 2021

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