Con la misma técnica, pero más sencilla y casi sin
decorar, la cerámica popular, heredera de la alfarería aborigen, continúa
trabajando el mismo material pero con una innovación tecnológica que llegó tras
la conquista castellana: el uso del horno para guisar la “loza”. Así es como se
llama en las Islas el conjunto de esas piezas que adquieren su consistencia
tras el paso por el fuego. Del mismo modo que se llama “loceras” a las
alfareras tradicionales, un trabajo desempeñado en el pasado más por las
mujeres, mientras los hombres eran los que iban a recoger el barro y la arena
de barranco, así como la leña para hacer el fuego donde cocer las piezas.
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AGRADECIMIENTO
Se agradece infinitamente a todos los autores de las imágenes empleadas para elaborar estos singulares sellos de ficción porque, sin ellas no hubiese sido posible. Por la complejidad de su elaboración en muchos casos resulta imposible hacer referencia de los mismos. sellosficcion@gmail.com
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miércoles, abril 30, 2025
Cerámica tradicional canaria.
Los primeros pobladores de las Islas Canarias ya
elaboraban piezas de cerámica con técnicas que se han transmitido hasta
nuestros días. Lo más curioso es que todavía hoy se trata de una alfarería que
se realiza sin torno, con la misma técnica que utilizaban los aborígenes: el
urdido o modelado por “rollos” o “churros”. Las piezas, de multitud de formas
según los usos, se elaboran con arcillas de suelos volcánicos. Normalmente las decoraban con almagre o incisiones y, en
algunos casos, incluso con calendarios lunares y solares de gran exactitud,
como se han encontrado en algunos yacimientos de Fuerteventura y La Palma.
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