La historia de la Mariblanca se remonta a los inicios del
siglo XVII. Es entonces cuando el consistorio madrileño, tras la vuelta de la
corte a la ciudad, decide embellecer sus plazas con algunas fuentes al estilo
europeo. Por eso se diseñó una fuente para situarla en la Puerta del Sol, en la
confluencia entre las calles Alcalá y Carrera de San Jerónimo de Madrid.
En su ubicación original estuvo frente al hospital hoy
desaparecido del Buen Suceso, donde después estuvo el Grand Hôtel París. Justo
donde hoy vemos la moderna tienda Apple. A esta fuente se la llamó de las
Arpías o de la Fe. Para coronar la fuente se encargó una estatua de mármol al
italiano Ludovico Turqui.
La estatua vino de Florencia en 1625 y se colocó en el
lugar previsto. Debido a la blancura de la figura, los aguadores de la época
empezaron a llamarla Mariblanca. Y con ese nombre popular se quedó a todos los
efectos. En esa ubicación de la Puerta del Sol estuvo la Mariblanca hasta 1838.
A causa del deterioro del conjunto, en ese año se decidió
suprimir la fuente. La escultura de la Mariblanca, en cambio, había que
conservarla por considerarse más valiosa. Por eso se trasladó a una fuente más
sencilla en la plaza de las Descalzas.
Mariblanca y Madrid
Después la Mariblanca pasó por varios puntos de la
capital. Estuvo en almacenes municipales, en el Parque del Retiro, en el Paseo
de Recoletos y en el Museo de Historia de Madrid. Hasta que se decidió
restaurarla para alojarla en el vestíbulo de la escalera principal de la Casa
de la Villa en 1985, que es donde está ahora. Seguir
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