Buena parte de las culturas humanas tienen manifestaciones
musicales. Algunas especies animales también son capaces de producir sonidos en
forma organizada; lo que define a la música de los hombres, pues, no es tanto el
ser una combinación "correcta" (o "armoniosa" o "bella") de sonidos en el tiempo
como el ser una práctica de los seres humanos dentro de un grupo social
determinado.
Independientemente de lo que las diversas prácticas musicales de
diversos pueblos y culturas tengan en común, es importante no perder de vista la
diversidad en cuanto a los instrumentos utilizados para producir música, en
cuanto a las formas de emitir la voz, en cuanto a las formas de tratar el ritmo
y la melodía, y -sobre todo- en cuanto a la función que desempeña la música en
las diferentes sociedades: no es lo mismo la música que se escucha en una
celebración religiosa, que la música que se escucha en un anuncio publicitario,
ni la que se baila en una discoteca. Tomando en consideración las funciones que
una música determinada desempeña en un contexto social determinado podemos ser
más precisos a la hora de definir las características comunes de la música, y
más respetuosos a la hora de acercarnos a las músicas que no son las de nuestra
sociedad.
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