Esta
enigmática escultura anónima data de los siglos XI-XII y presenta un estilo
artístico que pudiera clasificarse dentro del románico pero de una
expresividad tal que se encuentra a las puertas del gótico. La madre del niño,
la Virgen, sigue sirviendo de asiento para Jesús, pero el niño parece querer
volverse hacia su madre en una actitud humanizante.
Es
una talla de gran tamaño que llama mucho la atención cuando visitamos el
monasterio y a la que los habitantes de Silos tienen un gran cariño.
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