El refrán «una sola golondrina no
anuncia el verano» está basado en una auténtica observación de las aves: cuando
las golondrinas empiezan a volver de sus cuarteles de invierno en África, a
mediados de febrero primeros de marzo, se presentan al principio de una en una.
Hasta bien entrado el mes de marzo no llega el grueso, y entonces ya se puede
decir que el verano se aproxima.
A menudo crían en pequeñas comunidades, reuniéndose
con sus próximos parientes, los aviones, en época de migración o cuando se trata
de buscar alimento. Su voz más común es un gorjeante «tsuit-tsuit-tsuit» y su
nota de alarma una «tsuii» doble. El gorjeo es emitido tanto si el ave está
posada como en vuelo.
Pasada la época de cría se reúnen las golondrinas,
jóvenes y adultos, a veces por millares, para dormir en lugares apropiados,
generalmente carrizales, a los que también acuden otras especies afines, antes
de emprender su definitivo vuelo migratorio. Aunque aparentemente golondrinas,
aviones y vencejos son muy parecidos, estos últimos no están estrechamente
relacionados con los dos primeros, perteneciendo a un orden muy
distinto.
Uno
de los pájaros más populares es, sin duda, la Golondrina Común Hirundo rustica. No hay que
extenderse mucho en la descripción de su plumaje por lo sobradamente conocido.
Sus partes superiores son negro azuladas prolongándose este color por la larga y
escotada cola donde destacan bien cuatro manchas blancas en las cuatro rectrices
exteriores de cada lado. La frente y la garganta tienen un color llamativo y
fácil de ver, aun en vuelo, castaño rojizo oscuro. Entre la garganta y el pecho
es bien notorio una banda azul oscura y el resto de las partes inferiores son
muy claras, del blanco al beige rosado. Los sexos son semejantes en una somera
observación, pero las hembras tienen las partes inferiores más blancas, el
plumaje del dorso no es tan brillante y, sobre todo, las dos rectrices
exteriores de la cola tan largas en el macho, son en ella más cortas, rasgo que
se aprecia fácilmente cuando la pareja está posada, por ejemplo, en los cables
del tendido eléctrico. Las golondrinas jóvenes tienen estas rectrices exteriores
mucho más cortas, su plumaje, en general, es más apagado, sobre todo en la
frente y garganta y las manchas blancas de las rectrices son pequeñas y
redondeadas, no tan rectangulares como en los adultos. Cogidas en la mano, las
hembras se diferencian por tener la banda pectoral mal definida, más parda y con
plumas castaño rojizas mezcladas. En ambos sexos el pico, las patas y los pies
son negros; el iris de los ojos pardo y en las jóvenes la base del pico es
amarillenta.
La
Golondrina Común prefiere campo abierto, pero no rehuye zonas densamente
habitadas y, por supuesto, no falta en el interior de las ciudades, aunque
muchas de las que se ven en nuestras calles proceden del campo cercano o de
edificios no habitados de los suburbios. En montañas y hasta niveles de
1.500-1.800 metros se ven golondrinas que presumiblemente vuelan por allí a la
caza de insectos, pero que normalmente anidan por debajo de los 1.000-1.500
metros. No son raras pequeñas colonias en el interior de cuevas y se ha visto en
los Picos de Europa algunas criando en entrantes de una pared vertical del mismo
modo a como lo hacen los aviones comunesDelichon
urbica.
Siempre estos vuelan a mayor altura que las golondrinas, sobre todo durante las
migraciones, pero con frecuencia se asocian. En alta mar se ven ambas especies
juntas muy lejos de la costa Cantábrica, sobre todo en el
otoño.
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