Las antiguas jarras de cerveza se valoran por su
fabricación artesanal, su colorido y los motivos que las adornan. Se pueden
encontrar en muchos estilos y materiales, incluyendo cobre, peltre, plata,
cerámica, porcelana, cristal o madera.
La jarra de cerveza tiene su origen a mediados del 1500
en la cuenca del Rin en Alemania, cuando dos pequeñas poblaciones comenzaron a
producir unas prácticas jarras esmaltadas y barnizadas. Cada una añadiendo sus
propias características y estilo. Ya entonces decidieron que todas las jarras
debían ir cubiertas para preservar su contenido de las moscas. En ese momento,
Alemania contaba con gran cantidad de material, arcilla, para la fabricación de
las jarras y se producían a mano, artesanalmente.
Las primeras Kreussen del s. XVII eran marrones de base
por la arcilla, se pintaban a mano y no eran especialmente atractivas.
A finales del XVII y durante el XVIII comenzaron a
añadirse las figuras en relieve y más colores, con unos diseños más atractivos.
Por lo general, tendrás que acudir a un museo para ver estas primeras jarras y
los coleccionistas se tienen que conformar con reproducciones de ellas.
Hacia 1860 fabricantes de los alrededores de Dresde
comenzaron a producir jarras ornamentales para decoración o exposición y
continuaron haciéndolo hasta la WWI, a partir de ella, la industria, nunca
llego a recuperarse del todo.
Pero para ese momento la producción se había extendido a
toda Europa, ya desde el XVIII cuando se vio y valoró la belleza de las
decoraciones, aunque la mayor época de esplendor se alcanzó a mediados del XIX
cuando se produjeron las “Mettlach”, la ciudad más famosa en la fabricación de
las jarras. Seguir
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar unas palabras... no olvides indicar desde donde escribes.