El nacimiento del río Cuervo fue declarado Monumento Natural en
1999 y ocupa una superficie de 1709 hectáreas. En este lugar, el agua brota de
un manantial travertínico y escurre por enormes estalactitas de roca calcárea
(toba) recubierta de musgo, formando unas largas y bellas chorreras que se
congelan en invierno, ofreciendo así una bella estampa fotografiada miles de
veces cada año. En el nacimiento se pueden observar grutas tras las cascadas y
simas en sus alrededores, siendo relativamente frecuente que se produzcan, de
manera natural, derrumbamientos de sus barreras tobáceas.
Su particular localización hace que en este lugar exista un
microclima continental húmedo, albergando una flora única, siendo buen ejemplo
de ello las diversas especies de orquídeas presentes en la zona. El resto de
especies destacables constituyen una variada vegetación ripícola arbustiva y
arbórea como lo son los tilos, avellanos, arces negros, tejos y acebos que
acompañan a los ejemplares de pino laricio y albar típicos de la serranía
conquense.
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