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Se agradece infinitamente a todos los autores de las imágenes empleadas para elaborar estos singulares sellos de ficción porque, sin ellas no hubiese sido posible. Por la complejidad de su elaboración en muchos casos resulta imposible hacer referencia de los mismos. sellosficcion@gmail.com

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miércoles, octubre 02, 2013

San Agustín, Doctor de la Iglesia. ( II )

 Tras la muerte de Valerio, hacia finales del 395, San Agustín fue nombrado obispo de Hipona. Dedicó numerosos sermones a la instrucción de su pueblo, escribió sus célebres Cartas a amigos, adversarios, extranjeros, fieles y paganos, y ejerció a la vez de pastor, administrador, orador y juez.
Al caer Roma en manos de los godos de Alarico (410), se acusó al cristianismo de ser responsable de las desgracias del imperio, lo que suscitó una encendida respuesta de San Agustín, recogida en La Ciudad de Dios, que contiene una verdadera filosofía de la historia cristiana.
Durante los útimos años de su vida asistió a las invasiones bárbaras del norte de África (iniciadas en el 429), a las que no escapó su ciudad episcopal. Al tercer mes del asedio de Hipona, cayó enfermo y murió.

 Mónica nacida en Tagaste, a unos 100 km de la ciudad de Cartago en el año 332.  (en la actual Argelia), sus padres la educaron en el cristianismo y la casaron con un hombre mayor pagano, llamado Patricius (Patricio), un hombre muy enérgico y de temperamento violento.
Mónica iba a la iglesia cada día soportando con paciencia el adulterio y los cóleras de su marido. Se ganó el afecto de su suegra en poco tiempo e incluso convirtió a Patricio al cristianismo . Mónica tuvo tres hijos. Uno de ellos fue San Agustín, que le dio muchas alegrías por sus éxitos en los estudios, pero también la hizo sufrir por su vida descarriada. Mónica envió a Agustín al obispo para que lo convenciera de sus errores, pero el obispo le aconsejó a Mónica que siguiera rezando por su hijo, diciéndole "no se perderá el hijo de tantas lágrimas".
 Santa Mónica es puesta por la Iglesia como ejemplo de mujer cristiana, de piedad y bondad probadas, madre abnegada y preocupada siempre por el bienestar de su familia, aún bajo las circunstancias más adversas. 

El recuerdo de los santos Alipio y Posidio está íntimamente unido, como religiosos y obispos, a la figura de san Agustín. Son los dos representantes más cualificados de la herencia agustiniana.
Agustín habla de su amigo Alipio con admiración. Aunque distanciados por la edad, juntos vivieron una juventud azarosa y juntos recibieron el bautismo el 25 de abril del año 387,  Alipio también rigió una diócesis de África. En el año 394, cuando Agustín era todavía sacerdote, fue nombrado obispo de Tagaste, pueblo natal de ambos.
Ya obispo, viajó varias veces a Roma, llevando libros de Agustín al Papa Bonifacio. Probablemente murió el 430, el mismo año del fallecimiento de san Agustín. La relación de Posidio con Agustín data, al parecer, de los tiempos de la fundación del primer monasterio de Hipona. Allí vivió hasta que, alrededor del año 400, ocupó como obispo la diócesis de Calama, ciudad de Numidia.
Posidio,Alipio y algún otro obispo, fueron los grandes apoyos de Agustín en su defensa tenaz de la Iglesia católica. Posidio participó en diferentes Concilios y en los años 409 y 410 se le encomendaron misiones oficiales ante el emperador Teodosio II.
Al ser devastada Calama por los vándalos, se retiró a Hipona al lado de su amigo Agustín. Pudo acompañarle en el trance de la muerte y se convirtió así en el primer biógrafo del obispo de Hipona. Regresó a Calama después del incendio de Hipona, pero al oponerse a Genserico, que pretendía imponer la fe arriana en sus dominios, fue expulsado de su sede. La muerte del obispo Posidio se suele situar hacia el año 437.

El culto de estos dos máximos representantes de la herencia monástica de san Agustín fue confirmado por el Papa Clemente X en 1672.

1 comentario:

  1. José, gracias, muchas gracias por tus sellos sobre san Agustín. Están fenomenal y me impresiona tu "búsqueda" de datos para los comentarios que anotas. La incorporación de la película es un acierto aunque no siempre respete "la línea de Agustín de Hipona",pero su fuerte apuesta por la paz tiene un profundo calado agustiniano. Gracias! Agustín Alcalde,OSA

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