Cuando llega la primavera despierta de su letargo y abandona sus refugios para alimentarse de las primeras flores.
También en primavera tiene lugar su época reproductiva y los machos fecundan a las hembras. Después, éstas depositan sus huevos en grupos de unos noventa a cien unidades, entre las hojas y tallos de las ortigas que servirán de alimento a las orugas. La puesta de huevos marca el fin de la vida de todas las hembras.
Las orugas, de intenso color negro, se protegen durante los primeros estadios de su vida, con finos hilos de seda llevando una vida gregaria hasta que forman su crisálida, que permanece colgada por el cremáster a las ramas de los árboles, salientes de muros, etc. Al cabo de unos meses surgirá el insecto alado mostrando toda la belleza y esplendor de sus alas.
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