Alejandro Rodríguez Macías, un niño canario de 5 años, delantero del Unión Viera
B, es el nuevo emblema del fútbol base. Y del fair play en los terrenos de
juego. Un auténtico pacificador. El 5 de mayo de 2013, el pequeño delantero dio
muestras de valentía durante la disputa de un partido de la categoría mini
prebenjamín de la Liga de Escuelas del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran
Canaria, que enfrentaba al Barrio Atlántico y a su equipo, Alejandro se interpuso entre
uno de los técnicos de su rival y el árbitro del encuentro, que se habían
encarado en medio del campo.
Alejandro es el protagonista de uno de los capítulos más emotivos
que ha dado el deporte español y su imagen da la vuelta al mundo. Extrovertido,
risueño y cariñoso son algunas de las virtudes que adornan la figura de este
pequeño gran maestro del juego limpio. "Yo solo quería que nos dejaran jugar",
explica. Y se quita importancia: "Tampoco he hecho nada para que todos me digan
que soy el mejor".
Avispado y con una energía descontrolada, Ale, como lo llaman sus
amigos, fue el encargado de abrir el cerrojo de una puerta por la que comienzan
a desfilar las esperanzas de un futuro que ha recibido la reprimenda moral a
unos hechos que eclipsan el juego de los magos del balón.
El gesto, que ha enternecido a todo un país, es el orgullo de una
familia que desconocía esa faceta conciliadora de Alejandro. Su padre, Javier
Rodríguez, continúa hipnotizado por la acción memorable que protagonizó su hijo.
"Da igual lo que haya pasado en el partido. Yo solo quiero resaltar el hecho de
ver a mi hijo en medio de dos adultos. El gesto tan bonito que tuvo",
explica.
Además, confiesa sentirse "orgulloso" y destaca que el
«reconocimiento que le hizo la grada, poniéndose en pie y aplaudiéndole, nunca
lo podré olvidar". Una imagen que vale más que mil palabras. La soledad de un jugador
que intenta calmar las iras de los mayores.
El padre de Ale, testigo de la
realidad de los hechos durante el partido, admite que con lo que se queda "es
con lo positivo de la imagen, lo bonito de ver cómo a un niño inocente de solo
cinco años se le ocurrió hacer eso.
Nuria Vieras, Las Palmas.
La imagen fue tomada por Rubén López Estupiñán y publicada por tintaamarilla.com, que muestra al pequeño evitando la pelea entre un árbitro y un entrenador.
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