Aunque la relación de Cervantes con la ciudad de Toledo
no fue tan intensa como la que tuvo con Alcalá -no en su infancia, sino ya de
adulto, con sus frecuentes visitas a su hermana monja y sus fecundas relaciones
con poetas locales como Francisco de Figueroa y Pedro Laynez-, Sevilla,
Valladolid o Madrid, no por ello el autor del Quijote fue ajeno a la ciudad del
Tajo.
Hay que tener en cuenta que Toledo, que había sido
capital de España durante el reinado de Carlos V, era en tiempos de Cervantes
una de las principales ciudades de nuestro país, sin olvidar tampoco que
nuestro escritor se casó en la cercana villa de Esquivias lo cual, pese a que
su matrimonio no fuera precisamente ejemplar, supuso un vínculo cierto con las
tierras toledanas, amén de que se tiene noticias de visitas suyas a Toledo.
Sin embargo, Cervantes sí se acordó de Toledo en sus
obras. La ilustre fregona está ambientada en esta ciudad, que aparece citada
también en el Quijote -es en el antiguo barrio toledano del Alcaná donde dice
haber encontrado el famoso manuscrito de Cide Hamete Benengeli, su falso autor
arábigo-, en La Galatea y en Los trabajos de Persiles y Segismunda. Y Toledo
también se acordó de Cervantes, como veremos a continuación, aunque no
curiosamente del Quijote pese a la vecindad de la Mancha. Seguir
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