El 24 de febrero de 1409 el padre Jofré se dirigía a la catedral para
pronunciar un sermón durante la Cuaresma, cuando presenció el linchamiento de un
enfermo mental en una calle de Valencia próxima a Santa Catalina
(actual Martín Mengod, anteriormente llamada Platerías). Este hecho le llevó a
tomar la decisión de fundar un hospicio para enfermos mentales. La hermandad se
constituyó bajo la advocación de "Nostra Dona Sancta Maria dels Folls Innocents
e Desamparats" (Nuestra Señora de los Locos Inocentes y
Desamparados).
El objetivo de la hermandad era atender a los
enfermos, no obstante y debido a la hambruna de la época y el gran índice de
orfandad debido a la peste negra, en las calles se encontraban numerosos
niños desamparados. El hospicio se amplió también para recoger a niños expósitos
y abandonados.
Dos años después nombraron patrona de la hermandad a
la Virgen como madre de los desamparados allí acogidos, renombrando la
advocación como Virgen de los
Desamparados.
El año 1414 llegaron tres jóvenes vestidos
de peregrinos a la cofradía. Al recibirles el hermano cofrade que vivía en la
casa, le dijeron que en tres días les podían hacer una imagen de la Virgen si
les daban un lugar donde hacerlo y comida. Les llevaron al lugar conocido
como La Ermita.
Pasados cuatro días y no oyéndose ningún ruido,
forzaron la puerta y encontraron la imagen de la Virgen María. Los misteriosos
peregrinos habían desaparecido; poco después sanó la esposa de un miembro de la
hermandad, paralítica y ciega. El suceso dio origen a la leyenda de que "la
feren els àngels" (la hicieron los ángeles).
El 21 de abril de 1885, el papa León XIII concedió una Bula pontificia por la que
nombraba patrona de Valencia a
la Virgen de los Desamparados.
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