El origen de este complemento tan característico de
nuestra tierra se remonta al siglo XVII donde existen grabados que demuestran
que ya en esas fechas había quién portaba este complemento, pero no fue hasta
el siglo XIX y el XX cuando su uso se hizo más popular.
Se dice, que comenzó a utilizarse por las personas que
desempeñaban el oficio de jornalero. Ya que al estar expuesto en el campo tanto
al sol como a la lluvia, necesitaban un sombrero más resistente que el de paja,
ya que este se mojaba cuando llovía, se volaba con el aire y sus alas se
doblaba evitando que estos trabajadores de la tierra pudieran ver adecuadamente
cuando realizaban sus labores. Sin duda la idea era clara, necesitaban un
sombrero que fuera más rígido, que estuviera hecho de tal manera que no se
deformara por las inclemencias del tiempo.
De esta manera y a raíz de esta necesidad, surgió el clásico sombrero
cordobés. Seguir
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