El 8 de septiembre de 1918 fueron coronadas canónicamente
las imágenes de la Virgen de Covadonga y del Niño Jesús que porta en brazos. El
entonces Obispo de Oviedo, Mons. Javier Baztán y Urniza, había solicitado del
Papa Benedicto XV esta gracia, así como la concesión de un Jubileo
extraordinario, extensivo a los meses comprendidos entre marzo y octubre de ese
año, en el que se conmemoraba, además, el duodécimo centenario de la batalla de
Covadonga.
La ceremonia de coronación fue presidida por el cardenal
asturiano Victoriano Guisasola y Menéndez, Arzobispo de Toledo, en presencia de
los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, del Gobierno de España y de
autoridades locales. El sermón fue pronunciado por el Obispo de Plasencia,
Mons. Ángel Regueras y López. Finalizado el acto, las imágenes coronadas de la
Virgen y el Niño fueron conducidas desde la explanada de la basílica hasta la
Santa Cueva en una procesión encabezada por la Cruz de la Victoria, que fue
llevada al Santuario para la ocasión. Tal y como narran las crónicas, fue
coronada también la imagen del Niño, que la Virgen porta en su brazo izquierdo;
y fue coronada antes que la de Ella, para indicar que la realeza de María es
participación de la de Cristo. Seguir
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