La Real Fábrica de Tapices Santa Bárbara está atravesando un difícil momento financiero, es por ello que desde Sellos Ficción nos hacemos eco del valor en conservar el rico patrimonio que ésta genera con la elaboración de ricos tapices.
La Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara es una de las manufacturas reales para la fabricación de objetos de lujo creadas por la política mercantilista de la Ilustración española. Fue fundada en el año 1720 por Felipe V, a imitación de los talleres reales franceses que seguían el modelo de Colbert, tras la interrupción de la importación de tapices flamencos tras la Paz de Utrecht, que proveían las piezas destinadas a las dependencias reales.
En sus inicios fue dirigida por Jacobo Vandergoten y su familia, procedente de Amberes y se ocupó una finca en las afueras de Madrid, al lado de la Puerta de Santa Bárbara, de la que la Real Fábrica toma su nombre. Se instalaron telares de bajo lizo que se realizaban a partir de modelos realizados por pintores de la corte. Se siguieron en estos primeros años modelos flamencos, de la escuela de David Teniers y Philips Wouwermans. En 1734, su hijo Jacobo Vandergoten «El Joven» inaugura otra fábrica que trabaja el «alto lizo», más moderno.
Sin embargo, su verdadera importancia comienza en 1746 durante el reinado de Fernando VI, con la unificación de las dos manufacturas y el decisivo mecenazgo real. Se renovaron los estilos de los cartones, que se miraban ahora a pintores italianos como Jacopo Amiconi, Corrado Giaquinto o franceses, entre los que destacan Louis-Michel van Loo y Michel Ange Houasse, con la colaboración de Andrés de la Calleja y Antonio González Ruiz. Se renuevan también los temas, que abarcan ahora mayor variedad, desarrollando motivos mitológicos y un costumbrismo pintoresco, que respondían al fin decorativo de estas manufacturas.
Destacan también series históricas e incluso una Historia de Don Quijote, que se hace eco de los personajes de ficción de una novela ya elevada al rango de clásico.
Pero será con Carlos III y la dirección de Antonio Rafael Mengs que la fabricación de tapices experimenta su época más brillante. El checo, nombrado desde su llegada a España Primer Pintor de Cámara del Rey, introduce un concepto neoclásico en la composición no exenta del pintoresquismo que ahora se va a aplicar a temas de costumbres, escenas, tipos y paisajes españoles, producto del influjo de la Ilustración, que deseaba un mayor conocimiento de la realidad del país. Para ello se ayudó del arquitecto Sabatini en la labor de dirección de la Real Fábrica y posteriormente (y en sus ausencias) de Francisco Bayeu (nombrado director tras Mengs) y Mariano Salvador Maella. Se contrató a jóvenes artistas españoles, como José del Castillo, Ginés Andrés de Aguirre, Antonio Barbazza, Mariano Nani, Zacarías González Velázquez, José Camarón Meliá y Ramón Bayeu. Por encima de todos ellos destacó la labor de Francisco de Goya desde su llegada en 1775 como pintor de cartones, hasta 1792 en que una grave enfermedad, que le produjo su sordera, le alejó definitivamente de este trabajo, su primer desempeño en la corte madrileña. Fue él quien logró conjugar en su quehacer los estilos de las escuelas anteriores y crear uno propio, que en adelante caracterizó a la Real Fábrica hasta su declive tras el reinado de Carlos IV y la Guerra de la Independencia. seguir
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