A fines del siglo XIX,
la teosofía —en su acercamiento al hinduismo— mostró un
creciente interés por los chakrás. Hay una extensa literatura acerca de estos
temas, sin ningún fundamento científico.
En la creencia teosófica tántrica tiene importancia un libro muy detallado,
escrito por Arthur Avalon (nombre artístico del británico John Woodroffe), titulado The Serpent Power (El poder de la serpiente, en
español), que dice ser la traducción de
dos textos sánscritos desconocidos: el Sat-chakrá-nirupana (‘apariencia de los seis chakras’) y el Padaka-panchaka. Woodroffe nunca
presentó pruebas de la existencia de esos textos en sánscrito.
A fines del siglo XIX, Woodroffe —pese a sus posturas preternaturalistas— suponía que los chakrás
se correspondían en gran medida con los plexos nerviosos. Otros han supuesto una
relación con algunas glándulas
endocrinas, por lo que atribuyen a la ejercitación de los chakrám la generación
de algunas hormonas.
Muchos creen en la existencia real (aunque «espiritual») de estos
elementos. Mircea Eliade (1907-1986) le llama «fisiología sutil». Otros opinan que los chakrám son meras alegorías para practicar una
especie de autohipnosis yóguica, a fin de lograr el samadhi (la ‘absorción completa’, conocido también
como «enstasis», según Eliade, o «isolación», según Oursel.
Estas ideas fueron desarrolladas por el esoterista C. W. Leadbeater en su libro Los chakras, que se refiere a sus
propias reflexiones acerca del tema. Después, muchos escritores contemporáneos
han escrito su opinión acerca de los chakrás con grandes detalles (que generan
una impresión de verosimilitud), incluyendo su apariencia y sus variadas
funciones.
Los chakras se encuentran en los cuerpos sutiles del ser
humano, llamados kama-rupa (‘forma del deseo’) o linga sharira (‘cuerpo simbólico’).
En la India se creía que el aire aspirado (prana) recorría el cuerpo, dándole fuerza. La
función de los chakras era la de recibir, acumular y distribuir esos aires. En
Occidente no se considera que el prana sea aire sino una forma de energía
invisible e inmensurable.
Los chakras se describen alineados desde la base de la columna vertebral, o, más exactamente en
un nadi central a lo largo del raquis y hasta la mollera o vértex, llamada abadhuti. En el chakra muladhara (en
el ano) yacería dormida la serpiente Kundalini (invisible e inmensurable).
El propósito del yoga tántrico es elevar esta serpiente invisible a través
del canal central pasando por los chakras, hasta lograr que se una con Brahman (el dios abstracto) en el chakra
superior.
Los chakras son parte de una «doctrina emanacionista», como la cábala en Occidente.
El muladhará
chakra (‘sostén de la raíz’) Iniciador de la vida,
centro del desarrollo físico, la raíz que nos conecta con el sentido práctico y
material del mundo en que nos movemos. Se representa con un loto de 4 pétalos y
se encuentra entre el ano y los genitales. Cuando la energía vital que emana del
mismo no es suficiente hay violencia, avaricia, enojo e
inseguridad.
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