“El silencio nutre, el ruido consume” dijo en cierta ocasión Reinhold Shneider. Tal vez ansiemos hoy tanto el silencio, porque el ruido del presente, que nos acomete con su frenética exigencia durante las veinticuatro horas del día, consume en exceso nuestras fuerzas. La experiencia de R. Shneider no es nueva. Los antiguos egipcios nos legaron un proverbio que dice “Quien vive ajetreado, no alcanza la plenitud. Para ello hacen falta la calma y el silencio”. Ya hace más de ciento cincuenta años que el filósofo de la religión danés Sören Kierkiegaard escribió el ruido de un mundo cada vez más estrepitoso, como causa de enfermedades. Y llegó a firmar que si él fuera médico, aconsejaría el siguiente remedio: “¡Guarda silencio!” Nuestro mundo no es ahora más tranquilo ni silencioso que antes. Por eso tenemos más necesidad de este remedio. Solo así podemos entrar en nosotros mismos. Y entramos en nosotros mismos, cuando guardamos silencio, cuando no nos dejamos influir por las influencias perturbadoras del exterior. Necesitamos tranquilidad para llegar a ser nosotros mismos, para estar por entero en nosotros mismos. Solo de ese modo es posible vivir una vida digna del ser humano.
Texto del libro " Encuentra tu equilibrio interior" de Anselm Grün.
Texto del libro " Encuentra tu equilibrio interior" de Anselm Grün.
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