Miguel Echegaray y Eizaguirre
(Quintanar de la Orden, 1848 - Madrid, 1927) Autor
teatral español, hermano del célebre José Echegaray. Formó parte del gran trío
de libretistas de género chico en el que le acompañaban Vital Aza y Miguel
Ramos Carrión. Su primera obra estrenada fue Cara y Cruz (1864), llevada a la
escena del teatro del Circo cuando sólo contaba dieciséis años. Estudió
Filosofía y Letras y Derecho; al licenciarse, ejerció como abogado, con bufete
propio, por unos breves años.
Inmerso en la vida política del momento, destacó como notable orador y desempeñó oficios varios en distintos ministerios, con puesto de secretario particular de su hermano José, durante el mandato de éste en los ministerios de Fomento y Hacienda; en las Cortes de 1873, fue elegido diputado. Tras la Restauración, volvió a la creación literaria y, en particular, a la escritura de piezas dramáticas, que se representaron en su mayoría en los teatros Lara y de la Comedia.
Entre las obras de esta época de madurez, hay que
mencionar La niña mimada (1891), comedia en tres actos y en verso; El dúo de la
Africana (1893), zarzuela en un acto con música de Manuel Fernández Caballero;
Gigantes y cabezudos (1898), zarzuela en tres actos que ganó fama que aún le
dura, y La viejecita (1898). Seguir
Manuel Fernández Caballero
(Murcia, 1835 - Madrid, 1906) Compositor español.
Destacado y prolífico autor de zarzuelas, aportó al género más de doscientas
piezas, que incluyen títulos tan celebrados como El dúo de la Africana (1893) y
Gigantes y cabezudos (1898).
Fue el menor de dieciocho hermanos; muy niño, perdió a
sus padres y fue recogido por su cuñado, el violinista Julián Gil, que fue
además su primer maestro. Dotado de excepcionales y precoces facultades,
aprendió el violín y el piano, además del flautín, que tocaba ya a los siete
años en una banda de su ciudad natal. Cantó como soprano en la capilla de los
Padres Agustinos y aprovechó la estancia en Murcia del célebre armonista
Indalecio Soriano Fuertes para estudiar composición. Más adelante aprendió el
cornetín, el figle y el oboe.
Gracias, José, por este reportaje tan interesante. Desde Zaragoza nos sentimos muy orgullosos y a la vez agradecidos por el mismo y los sellos que has publicado. Me parece muy importante recordar a gente tan ilustre y esta obra tan famosa e interesante. Gracias!
ResponderEliminarGracias por este saludo desde el corazón de esta obra musical, Gigantes y Cabezudos y sus artífices , ZARAGOZA.
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