Santo
Domingo de Silos se encuentra protegido por la impresionante Sierra de Carazo a
un lado y por los montes de Cervera al otro, formando una garganta de increíble
belleza donde se asienta la villa. En las casonas de Silos se aprecia sobre todo
la calidad de sus materiales, la armonía con la que está edificado el pueblo y
la belleza de su conjunto. Existen todavía en el núcleo urbano restos de una
muralla del siglo Xll.
Conserva Silos con celo muchas de sus tradiciones de
antaño: no se ha perdido la fiesta de Las Marzas y celebran también con devoción
la fiesta de la Cruz de Mayo, el día de San Isidro -cuando se saca al santo
agricultor a bendecir todos los campos de cultivo con la esperanza de obtener
una buena cosecha- y las fiestas patronales de Santa Isabel, recién comenzado el
mes de julio. Es Silos en fiestas un pueblo cantarín y alegre: entre sus cantos
populares destacan "El Tumillejo", "La Juana", "Tres Hojas", "El Fraile" y "La
Culebra". Entre sus danzas, la más tradicional es la del "Trazado del Cordón".
La localidad celebra varias fiestas más a lo largo del año.
Es destacable la
romería a la ermita de la Virgen del Camino, que tiene lugar el 15 de agosto;
por tradición, esta vez son las mujeres las que danzan en honor a la Virgen.
Como no podía ser de otra manera, el pueblo de Silos celebra la fiesta de Santo
Domingo, el 20 de diciembre. Lo más destacado de esta fiesta es la visita a la
Cámara Santa donde murió el santo y donde se pueden observar tres coronas, ya
que, según cuenta la leyenda, cuando le llegó la hora de la muerte, la Virgen y
su Hijo le entregaron tres coronas. Otra de las fiestas populares tiene lugar a
primeros de septiembre, cuando los habitantes de Silos acogen a visitantes
llegados de Cañas, la localidad riojana donde nació el santo. En la actualidad
Silos sufre los envites de la despoblación, pero a mediados del siglo XIX
contaba con la destacada cifra de 1.154 habitantes.
DESFILADERO DE LA YECLA.
Apenas a dos kilómetros y medio de Santo Domingo de Silos en dirección a
Caleruega, nos sorprende el desfiladero de La Yecla. Para poder atravesar todo
el macizo rocoso hay una estrecha pasarela de cemento que deja al descubierto la
fuerza de la erosión del agua y su hechicera belleza. Al alzar la vista, el
caminante verá a los buitres leonados que habitan en las cumbres de este
paradisíaco rincón. El bullicioso río al fondo del desfiladero, que a veces se
angosta de forma inverosímil, pone una nota magnífica a este recorrido de 600
metros. La pasarela ha sido recientemente restaurada.
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