La «Compostela«, acreditación de la peregrinación a la
Tumba de Santiago
Desde que la peregrinación a la Tumba de Santiago, surgida espontáneamente ya antes de los siglos IX y X, se institucionalizó adquiriendo determinadas consideraciones sociales y religiosas, fue necesario acreditar haberla cumplido. Para ello, primero, se utilizaron las insignias que se adquirían únicamente en Santiago consistentes en la venera o concha de vieira. Es fácil deducir la facilidad de falsificar esta rudimentaria certificación. Falsificación que se dio efectivamente, pues se vendían a la entrada de la ciudad, obligando a los prelados de Compostela y al mismísimo Papa a decretar penas de excomunión contra los falsificadores. Más eficaz, por ser más difíciles de falsificar, fueron las llamadas cartas probatorias, que ya se expedían en el siglo XIII. Estas cartas son el origen directo de la Compostela.
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