Echó a volar la cometa y pudo comprobar cómo en poco rato ésta atraía un rayo que impactaba contra la estructura metálica y cuya descarga eléctrica bajaba hasta la llave.
AGRADECIMIENTO
Se agradece infinitamente a todos los autores de las imágenes empleadas para elaborar estos singulares sellos de ficción porque, sin ellas no hubiese sido posible. Por la complejidad de su elaboración en muchos casos resulta imposible hacer referencia de los mismos. sellosficcion@gmail.com
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sábado, enero 30, 2021
Benjamin Franklin y el pararrayos.
Ha pasado más de dos siglos y medio desde que, el 15 de
junio de 1752*, Benjamín Franklin hizo volar una cometa durante una tormenta.
Con ello quería demostrar la naturaleza eléctrica de los rayos y lo consiguió.
A lo largo de más de una década había estado trabajando
en experimentos relacionados con la electricidad, un tema por aquel entonces
desconocido y que se atribuía
(erróneamente) a poderes divinos.
Ese día amaneció tormentoso en Filadelfia, por lo que el
científico pensó que era el día ideal para llevar a cabo su experimento y así
poder demostrar que sus conjeturas, que aseguraban que los rayos iban repletos de carga eléctrica,
eran las correctas.
Para tal fin, Franklin construyó una cometa, cuya
estructura estaba realizada con varillas metálicas, y sujeta por un largo hilo
de seda. En el otro extremo ató una llave de metal.
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