En pueblos del mundo viajamos hasta el municipio cántabro de San Vicente de la Barquera, un bello rincón del cantábrico.
San Vicente de la Barquera limita con el mar Cantábrico y los
municipios de Valdáliga, Herrerías y Val de San Vicente. Su
capital, la villa de San Vicente de la Barquera, se encuentra muy ligada
al mar como demuestran todas sus tradiciones, costumbres y sus
fiestas más populares. El turismo es su principal actividad debido a la gran
belleza natural y patrimonial con la que cuenta la zona. El 80% del término
municipal pertenece al Parque Natural de Oyambre gozando de una
especial protección regulada por la comunidad autónoma de Cantabria como
consecuencia de su extraordinario valor paisajístico y ecológico.
Existen evidencias de poblamiento humano desde la
Prehistoria. En concreto, han quedado vestigios de la Edad del Bronce, como el
yacimiento megalítico de El Barcenal. Se cree que aquí habitaron los cántabros
orgenomescos. Se ha identificado San Vicente con el Portus Vereasueca de los
romanos.
En la Alta Edad Media, este territorio fue repoblado por
Alfonso I a mediados del siglo VIII. Se alzó entonces el castillo, y alrededor
de él fue creciendo la villa. El periodo de auge económico de San Vicente se
desarrolla a partir de 1210. El 3 de abril de ese mismo año Alfonso VIII de Castilla
otorgó a San Vicente de la Barquera privilegio de villazgo, concediéndole el
mismo fuero que a San Sebastián. Fue la última de las «Cuatro Villas de la
Costa» —Castro Urdiales (1163), Santander (1187), Laredo (1200) y la propia
San Vicente de la Barquera— a la que Alfonso VIII otorgó fuero, configurándose
como realengo. El auge fue posible gracias al comercio marítimo y los derechos
de pesca. De 1330 datan las primeras normas de la cofradía de marineros. No
obstante, a mediados del siglo XV entra en decadencia, por una serie de
incendios y pestes. En el siglo XVI, el futuro rey Carlos I de España y V de
Alemania visitó la villa cuando iba de camino a la meseta, para ser nombrado
monarca. Con motivo de su visita se preparó una corrida de toros. Allí enfermó
y tuvo que pasar la noche en el convento de San Luis. Seguir
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