Recordamos hoy 15 de mayo de 2020, las fiestas madrileñas con este sello presentado el 15 de mayo de 2013.
Las Fiestas
de San Isidro se celebran en Madrid a mediados del mes de mayo. Tradicionalmente se suelen instalar en
el barrio de San Isidro en Carabanchel. Se celebran durante un periodo de varios
días en torno al 15 de mayo.
Estas fiestas patronales en honor a San Isidro Labrador se caracterizan por las romerías,
verbenas, atracciones y diversos espectáculos tradicionales. En la
romería de San Isidro se dan cita algunos de los elementos más definitorios de
lo que se ha denominado el «casticismo madrileño». La celebración de esta
festividad tiene lugar en la
Pradera de San Isidro y en las calles aledañas. Existen cuadros
de Francisco de Goya representando la popularidad de esta fiesta
a finales del siglo XVIII.
Es
costumbre ya desde el siglo XVI la de merendar en el césped de la pradera y aprovechar el agua de los
manantiales cercanos. Los múltiples puestos en los alrededores vendían rosquillas (Rosquillas del Santo), entre las más
famosas se encontraban, las tontas (sin recubrimiento), las listas (con baño de
azúcar), las francesas y las populares de la «Tía
Javiera» y las de «fuenlabrada», generalmente
ensartadas en un bramante. Son igualmente tradicionales los
"torraos"
y las garrapiñadas,
las manzanas caramelizadas, los encurtidos,
los escabeches.
Igualmente era costumbre adquirir botijos (coloraos de Alcorcón, o los amarillos de
Ocaña), pitos de cristal con flores de cristal (los denominados pitos
del Santo).
Las bebidas habituales eran los «chicos» de Valdepeñas (vasos de vino), la
«clara con limón» y las limonada.
Ese ambiente fue recogido por Goya en 1788. Recuerda el escritor Benito Pérez Galdós en su obra "Mayo y los Isidros" que era
costumbre viajar a Madrid en esta celebración, de esta forma la capital se
llenaba de extranjeros recorriendo las calles. La mejora de las comunicaciones
hizo que numerosos habitantes de las afueras vinieran el 15 de mayo a las
celebraciones, a estos visitantes foráneos se les denominó con el mote de
"Isidros". La romería durante el siglo XX fue
trasladada a la antigua dehesa de la Arganzuela y luego a la Casa de Campo,
pero en 1941 se volvió a recuperar la tradición. Los que participan en esta
fiesta religiosa hacen unos postres exóticos que se lo ponen en la boca al santo
y esperan hasta que desaparezca.
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