El seguimiento de las aves nos permite descubrir algunas
de las grandes proezas que son capaces de realizar. Sabemos, por ejemplo, que
el alimoche puede tardar solo veinte minutos en cruzar el estrecho de Gibraltar
y llegar al continente africano, donde pasa el invierno.
El alimoche común es una rapaz carroñera de mediano
tamaño. En España, con tan solo unas 1.500 parejas reproductoras, está
considerada como “En Peligro”, amenazada principalmente por el uso ilegal de
cebos envenenados. Por eso es fundamental conocer con todo detalle su ciclo
vital, y determinar qué hábitats recorre a lo largo de todo el año para poder
conservarla en el futuro.
Nuestro país juega un papel fundamental en la ruta
migratoria de las aves entre Europa y África y buena parte de las aves
migradoras de toda Europa occidental -alcaudones, collalbas, tórtolas europeas
o cigüeñas, entre otras- atraviesan la península Ibérica dos veces al año.
Otras muchas especies, como petirrojos, zorzales o palomas torcaces refuerzan
su población invernante en nuestro país con ejemplares que viajan desde el
norte de Europa.
El veneno, la liga, las perchas, los lazos, los disparos,
las cajas trampa o el tráfico ilegal son algunas de las principales amenazas
que sufren las especies migratorias. Pero también la degradación y la pérdida
de hábitat a causa de la transformación de la agricultura y del cambio
climático, están detrás de la alarmante disminución de muchas de ellas.
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