El último tramo de su vida lo pasó en una residencia de ancianos después de que en 2000 recibiera el reconocimiento de su ciudad, Córdoba, aunque ella nació en Argentina.
Sin embargo, no recibió el apoyo de la sociedad cordobesa cuando hace 74 años se descubrió el hombro y las piernas y se inclinó de modo sugerente y sensual sobre un brasero de picón para formar la obra maestra de Julio Romero y para convertirse en el símbolo de la belleza de la mujer cordobesa.
María Teresa López ha sido la imagen de billetes, sellos postales y marcas publicitarias y la mujer morena de la copla. El precio que tuvo que pagar fue el que marcó el hiriente camino de las habladurías, que dibujaron un romance entre musa y pintor en unos tiempos en que la belleza de unos trazos era confundida con la obscenidad. Seguir
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