Evidentemente este blog y esta afición por la filatelia se la debemos a este hombre, Rowland Hill, que en 1840 pone en marcha una nueva forma del franqueo postal.
Según cuenta la leyenda, en el año 1835, Rowland Hill viajaba por Escocia; mientras se calentaba en la chimenea de una posada, vio cómo el cartero entregaba una carta a la posadera. Ella tomó la carta en sus manos, la examinó atentamente y la devolvió al cartero alegando: como somos bastante pobres no podemos pagar el importe de la carta, por lo que le ruego que la devuelva al remitente. Al oír aquello, Hill tuvo un impulso de generosidad y ofreció al cartero el importe de la misiva. El cartero cobró la media corona que costaba, y entregó la carta a la posadera.
La posadera recogió la carta y la dejó sobre una mesa sin preocuparse en absoluto de su contenido. Luego se volvió al generoso huésped y dijo con amabilidad: Señor, agradezco de veras el detalle. Soy pobre, pero no tanto como para no poder pagar al cartero. Si no lo hice, fue porque dentro no hay nada escrito, sólo la dirección. Mi familia vive a mucha distancia y para saber que estamos bien, nos escribimos cartas, pero teniendo cuidado de que cada línea de la dirección esté escrita por diferente mano. Si aparece la letra de todos, significa que todos están bien. Examinamos la dirección y la devolvemos al cartero diciendo que no podemos pagarla y así tenemos noticias unos de otros, sin que nos cueste un penique (en aquel tiempo el envío era pagado por el destinatario, de acuerdo a la distancia recorrida y no por su peso).
Hill propuso el franqueo previo de la correspondencia mediante el folleto titulado «Post Office Reform», logrando la designación de un comité de la Cámara de los Comunes para el estudio de los tipos y sistemas del franqueo postal. Se dictó una providencia autorizando al Tesoro para fijar los tipos de franqueo postal y regular el modo de percibir su importe previo. Los sobres timbrados y los sellos adhesivos los emitiría el Gobierno.
Los sellos se basaron en un dibujo de Hill, el dibujó el perfil de la Reina Victoria, la palabra Postage en la parte superior y en la inferior One Penny. Omitió el nombre del país por entender que la efigie de la reina bastaba para identificarlo. Así nace el primer sello postal del mundo: El famoso Penny Black de la Reina Victoria.
El nuevo sistema postal dio unos resultados asombrosos, tanto que se triplicó el número de cartas en una semana. Sólo el primer día de venta al público se vendieron 60.000 ejemplares de estos sellos. El nuevo sistema encontró rápida aceptación en otros países y a los pocos años estaba ya generalizado internacionalmente.
La Unión Postal Universal establece que en los sellos que circulen internacionalmente debe aparecer el nombre del país emisor en alfabeto latino. De esta obligación está exento el Reino Unido por ser el primer país emisor de sellos.
Fuente: Wikipedia – Enciclopedia Libre
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