Aguadores de Madrid fue un gremio que permaneció activo
en la capital de España entre el siglo xv y comienzos del xx. Regulados por
el correspondiente concejo de la ciudad, su trabajo, además de la venta
ambulante de agua fresca, consistía en transportarla en barriles o grandes
cántaros hasta los aljibes, cisternas, tinajas o cántaras de las viviendas que
no disponían de pozo o fuente particular. Desaparecieron de modo definitivo a
comienzos del siglo XX, con la instalación de la red de agua corriente que
permitió la construcción e infraestructura posterior del Canal de Isabel II,
iniciada en 1851.
Madame d'Aulnoy en sus memorias viajeras por España, hacia 1690-91, describe a los 'azacanes' como aguadores que "cargan un
burro con varios cántaros grandes y los llevan por la villa. Van vestidos con
una bayeta ordinaria con las piernas al aire y sandalias o alpargatas, simples
suelas con cuerdas atadas." Seguir
Precioso sello.
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