AGRADECIMIENTO

Se agradece infinitamente a todos los autores de las imágenes empleadas para elaborar estos singulares sellos de ficción porque, sin ellas no hubiese sido posible. Por la complejidad de su elaboración en muchos casos resulta imposible hacer referencia de los mismos. sellosficcion@gmail.com

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miércoles, enero 07, 2015

Parque Polvoranca, aves: ( I )

Comenzamos una serie dedicada a algunas de las aves del Parque Polvoranca, en total son 10 las elegidas.

Ánade Real
El Ánade Real o Azulón es un pato que se distribuye por todo el hemisferio norte (aunque en invierno se desplaza hacia África, el Golfo de Arabia, México y parte del Extremo Oriente). Es abundante en lagos, lagunas y humedales (naturales o artificiales, sea cual fuere su profundidad, extensión y grado de humanización); se trata de un pato muy conocido, y posee además una enorme capacidad de adaptación que propicia su crecimiento. Aprovecha las distintas fuentes de alimentos que encuentra en los hábitats en los que se mueve. Es un ave muy gregaria que raramente permite el acercamiento a corta distancia (de hecho, es normal que huya ante la presencia humana); se agrupa para sestear durante el día y desplazarse por la noche a los comederos. El macho tiene un físico llamativo: cabeza verde azulada, pecho pardo o castaño, una especie de “collar” blanco, cuerpo gris y cola negra; otras características distintivas son su pico anaranjado oscuro y los espejuelos blancos y azules en las alas. La hembra, por su parte, es de colores más apagados, tirando al pardo oscuro. Se comunican de diferente forma, igualmente: ella con un fuerte graznido, él con una llamada más suave y aguda. Seguir


Curruca Cabecinegra
La Curruca Cabecinegra se reproduce en abundancia en toda la costa mediterránea española y realmente parece sustituir allí a la Curruca Capirotada con la que tiene un gran parecido.

Su matraqueante alarma llama poderosamente la atención. Al acercarnos, sale un momento al descubierto, nos mira atentamente desde lo alto de una rama y casi sin darnos tiempo a observarla, se vuelve a meter en el fondo del arbusto o vuela como a sacudidas hacia otro próximo.

Pocas veces se las puede ver volar grandes distancias y más a menudo pasa el tiempo husmeando entre las ramas bajas de matorrales y arbustos sin parar un instante de lanzar su característica voz. Si se observa al descubierto, permite aproximarse unos cinco metros y al volar muestra claramente las rectrices exteriores blancas de la cola. Es un pájaro de hábitos reservados al que cuesta trabajo incluso ver. Seguir


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