En puertas al día de Nochebuena, celebración en la tradición católica, presentamos un sello dedicado a Santa Teresa de Ávila, también conocida como Teresa de Jesús. Camino del V Centenario es su título porque con él nos acercamos al año 2015 en el cual celebramos los 500 años del nacimiento de la fundadora de la Orden Carmelitas Descalzas, Ávila 28 de marzo de 1515.
traemos un fragmento de su vida
Enfermedad y conversión.
Un año y medio más tarde, Teresa cayó enferma, y su padre
la llevó a casa. La joven empezó a reflexionar seriamente sobre la vida
religiosa que le atraía y le repugnaba a la vez. La obra que le permitió llegar
a una decisión fue la colección de "Cartas" de San Jerónimo, cuyo
fervoroso realismo encontró eco en el alma de Teresa. La joven dijo a su padre
que quería hacerse religiosa, pero éste le respondió que tendría que esperar a
que él muriese para ingresar en el convento. La santa, temiendo flaquear en su
propósito, fue a ocultas a visitar a su amiga íntima, Juana Suárez, que era
religiosa en el convento carmelita de la Encarnación, en Avila, con la
intención de no volver, si Juana le dejaba quedarse, a pesar de la pena que le
causaba contrariar la voluntad de su padre. "Recuerdo . . . que, al
abandonar mi casa, pensaba que la tortura de la agonía y de la muerte no podía
ser peor a la que experimentaba yo en aquel momento . . . El amor de Dios no
era suficiente para ahogar en mí el amor que profesaba a mi padre y a mis
amigos".
La santa determinó quedarse en el convento de la
Encarnación. Tenía entonces veinte años. Su padre, al verla tan resuelta, cesó
de oponerse a su vocación. Un año más tarde, Teresa hizo la profesión. Poco
después, se agravó un mal que había comenzado a molestarla desde antes de
profesar, y su padre la sacó del convento. La hermana Juana Suárez fue a hacer
compañía a Teresa, quien se puso en manos de los médicos. Desgraciadamente, el
tratamiento no hizo sino empeorar la enfermedad, probablemente una fiebre
palúdica. Los médicos terminaron por darse por vencidos, y el estado de la
enferma se agravó.
Teresa consiguió soportar aquella tribulación, gracias a
que su tío Pedro, que era muy piadoso, le había regalado un librito del P.
Francisco de Osuna, titulado: "El tercer alfabeto espiritual". Teresa
siguió las instrucciones de la obrita y empezó a practicar la oración mental,
aunque no hizo en ella muchos progresos por falta de un director espiritual
experimentado. Finalmente, al cabo de tres años, Teresa recobró la salud.
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